Cada 2 de noviembre desde el año 1940, se conmemora la muerte de Cesar Rengifo, pintor, dramaturgo, historiador y periodista, quien a través de sus obras revolucionó la conciencia del pueblo venezolano.
Rengifo, quien fuera considerado el mayor exponente de las tendencias realistas en la pintura venezolana, nació en Caracas el 14 de mayo de 1915, y realizó sus estudios formales en la Academia de Bellas Artes entre la época de 1930 y 1935.
Gracias a su talento artístico, consiguió una beca educativa para desarrollarse en Chile, país en el que estudió Pedagogía en las Artes Plásticas, realizando una especialización en técnicas murales como el manejo de mosaicos vidriados y composición, gracias a la oportunidad brindada por el Ministerio de Educación chileno.
Luego de esta grata experiencia, el gran artista venezolano viajó a México donde tuvo la oportunidad de conocer múltiples exponentes de la tradición muralista, entre ellos, David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, grandes exponentes de los cuales tomó su inspiración por la pintura mexicana para realizar algunas de sus obras.
Sus trabajos están impregnados de personajes auténticos, manteniendo el paisaje pictórico de la tierra y su gente, resaltando una naturaleza visibilizada dramáticamente mientras expresa la realidad del momento. A través de sus trabajos, promovió la cultura en los teatros populares, comunitarios, experimentales y universitarios, en los que cedió no solo su arte, sino también sus conocimientos.
En México también inició su interés por la política, preferencia que lo acompañó hasta su regreso a Venezuela donde se incorporó activamente al Partido Comunista de Venezuela (PCV). Asimismo, comenzó a destacarse como escritor trabajando para múltiples empresas, entre ellas Ultimas Noticias, El Heraldo y la revista Élite, empleos que lo motivaron a publicar su primer poemario “Ala y alba”.
A través de sus obras resaltó las luchas sociales y las necesidades del pueblo. Es considerado como un defensor de la identidad nacional debido a sus nociones, que lo llevaron a definir lo que serían sus principios teóricos acerca del realismo y del arte en general y su estricta función social.
Por un lado, expresó mediante la representación de situaciones reconocibles y cercanas a su experiencia, la realidad con verosimilitud, y por otro lado con el uso de sus posibilidades narrativas alimentó el mensaje con símbolos y elementos fidedignos. Defendiendo con firmeza la idea de que lo reconocible es “comprendido, incluso, por personas con escaso nivel de instrucción”.
Este ilustre artista recibió múltiples premiaciones entre las que destacan; el Premio Nacional de Artes Plásticas en el año 1954, el premio Antonio Esteban Frías en el salón oficial y el Premio Nacional de Teatro para el año 1980.
Venezuela siempre recordará a este insigne artista por sus múltiples obras, manteniendo su legado como creador cultural y social que apuntó siempre al rescate de cultura e identidad venezolana como patrimonio de emancipación.
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