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Simón Rodríguez: 253 años del nacimiento de este insigne educador forjador de libertad y patria

Simón Narciso Jesús Rodríguez, nació en Caracas el 28 de octubre de 1769. Era el hijo natural de Rosalía Rodríguez y de un hombre desconocido apellidado Carreño. Fue un pedagogo y escritor venezolano que aún mantiene parte de su legado intacto en la historia de Venezuela.

Este gran personaje con el tiempo se convirtió en uno de los intelectuales americanos más importantes de su tiempo, su conocimiento en la sociedad hispanoamericana lo transformó en uno de los insignes educadores que forjó el espíritu y los ideales del hombre que libertó a América Latina del yugo español.

Pero este pensador americano no tenía como propósito ser el hombre que formaría al Libertador de América. Al contrario, pasó gran parte de su vida luchando por convertir en verdaderas repúblicas a los territorios conquistados por la libertad.

Se cree que Rodríguez diseñó proyectos basado en la colonización de los continentes por sus propios habitantes, usando métodos básicos como la formación de los ciudadanos mediante el saber.

Una de las cosas que caracterizaban al Maestro del Libertador era su sentido estricto hacia la honestidad, la transcendencia renovadora de sus ideas pedagógicas, sociales, así como también la heterodoxia y excentricidad que aplicaba en sus estrategias.

Parte de estas hablan por sí sola, demostrando aún más como este hombre mantenía el sentido propio y permanecía ajeno al contexto de su época.

Don Simón Rodríguez

Parte de las imprecisiones que giran en torno a su procedencia, han alimentado aún más las teorías de que fue abandonado en las puertas de un monasterio.

Según su historial, Rodríguez se crió en la casa de un clérigo de nombre Alejandro Carreño, quien se presume que era su padre, junto a su hermano Cayetano Carreño, que se convertiría en un famoso músico de la ciudad. Un hombre alto, fornido, con una extravagante forma de vestir, provocaba la risa de muchos, pero más allá de las especulaciones, era más que evidente de que era un viajero incansable que tenía sed de educar.

Parte de su labor fue buscar «formar ciudadanos por medio del saber», lo que lo llevó a ejercer como maestro en la primera escuela pública de Caracas, la Escuela de Primeras Letras, gracias a que el Cabildo de Caracas le ofreció el permiso de educar en el año 1791.

Actualmente, los restos de este gran maestro reposan en el Panteón Nacional, luego de haber sido trasladados desde el Panteón de los Héroes, en Lima, Perú, donde dio su último aliento el 24 de febrero de 1954.

MinFinanzas/GP