El 7 de febrero de 1962, el gobierno del entonces presidente de Estados Unidos, John F Kennedy, decretó un bloqueo unilateral contra Cuba, mediante la aplicación de la Ley de Ayuda Externa del año 1961, cumpliendo de esta forma con el mandato del Congreso norteamericano de esa época.
Ya el 3 de febrero de ese mismo año, Kennedy había firmado la orden presidencial para ejecutar un bloqueo total contra la isla caribeña, que tenía como objetivo principal cortar sus vínculos comerciales con el fin de provocar el derrocamiento del gobierno.
Desde el triunfo de la revolución cubana, todas las administraciones de EEUU iniciaron un proceso de hostigamiento generador de estrategias para disparar la tensión en las Antillas.
Ese mismo 3 de enero, Dwight D. Einsenhower, rompió las relaciones diplomáticas con Cuba a pocos días de entregar la sucesión de la Casa Blanca a Kennedy. Ya para marzo de ese mismo año, el mismo, el gobierno norteamericano incluyó en las Regulaciones de Exportación una lista de productos alimenticios y medicinas que requerían licencias especiales para poder exportarlas a la isla.
Esta fue una de las primeras medidas que aplicó la administración de Kennedy, y que anunciaba el comienzo de un bloqueo económico, comercial y financiero. Ya para el 6 de febrero de 1962, el Departamento del Tesoro promulgó las Regulaciones para las importaciones cubanas, que prohibían las importaciones de cualquier tipo de mercancía de origen cubano en territorio norteamericano.
Más de 60 años después, la imposición del bloqueo unilateral hacia Cuba generó la asfixia económica, cerró, bloqueó, impidió, hostigó y horrorizó a un pueblo, incluso en situaciones de extrema necesidad.
60 años de un bloqueo criminal
Con la llegada a la presidencia de Donald Trump, las políticas unilaterales hacia cuba se recrudecieron, y esto dio pie a que el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, como portavoz de una nación, reclamó el cese del bloqueo comercial y financiero, resaltando que desde el 2019, estas medidas de coerción aumentaron el nivel de agresividad, llevándolo a una guerra no convencional que es impropia en tiempo de paz.
En la actualidad el gobierno cubano sostiene la misma petición ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Durante más de 60 años el gobierno de Estados Unidos no ha cesado ni un minuto en sus ataques contra Cuba, pero en este momento crucial y desafiante para todas las naciones su agresividad supera los límites.
El más cruel y prolongado bloqueo económico, comercial y financiero que se haya aplicado contra nación alguna, se ha recrudecido de modo oportunista y criminal en medio de la pandemia; y la actual administración demócrata mantiene vigente sin cambios, las 243 medidas de coerción adoptadas por el gobierno de Donal Trump, incluyendo la incorporación de Cuba a la espuria e inmoral lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo.
Es en ese contexto que se lanza contra nuestro país una guerra no convencional, a la que el gobierno estadounidense dedica de manera pública y notoria fondos multimillonarios, mediante campañas de manipulación y mentiras, que emplean las nuevas tecnologías de la información y otras plataformas digitales para proyectar interna y externamente una imagen absolutamente falsa de la realidad cubana, sembrar confusión, desestabilizar, desacreditar al país y justificar la doctrina de cambio de régimen.
Todo lo han hecho para borrar a la Revolución cubana del mapa político del mundo. No aceptan alternativas al modelo que conciben para su patio trasero. Su plan es perverso e incompatible con la democracia y la libertad que preconizan.
Pero nuestros enemigos deben tener claro que no entregaremos la Patria y la Revolución que varias generaciones de patriotas nos legaron de pie”.
Discurso del Presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel ante el 76 periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Asimismo, según el informe realizado por la ONU, estima que desde la imposición de este bloqueo los daños ocasionados rondan casi en los 150.000 millones de dólares.
