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El Capitalismo I: Capítulo El Amazonas

El incendio del Amazonas una catástrofe y crueldad del capitalismo

MPPEF (28.10.2019).- La selva amazónica tardó 22 mil años en desarrollarse, convirtiéndose así en el principal pulmón de la tierra, al liberar el 20% del oxígeno necesario para la vida de los seres humanos, especies animales y vegetales; además de ello, genera las corrientes de calor que se expanden hacía el norte y sur para templar el clima del planeta.

En la actualidad, el Amazonas no escapa de las garras del capitalismo, debido a que, desde principios del presente año, los incendios en la selva fueron aumentando considerablemente, gracias a la deforestación asociada a las políticas del nuevo gobierno del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.

Se estima que el Amazonas tiene la mitad del tamaño de Estados Unidos, convirtiéndola así en la selva tropical más grande, por lo cual no se sabe cuáles serán las repercusiones que tendrá con este mega-incendio que implica un salto en la destrucción de la Amazonia.

Estos incendios provocados deliberadamente, en el pulmón del planeta tienen como fin aprovechar las tierras para la agricultura extensiva, actividades que son altamente promovidas por el propio presidente Jair Bolsonaro.

El director del Instituto de Investigación Espacial (INPE), Ricardo Galvao, que vigila de forma satelital el Amazonas, fue despedido después de una disputa con el Presidente; el director defendió los datos satelitales que mostraban que la deforestación era un 88% más alta en junio que el año anterior, y Bolsonaro calificó los hallazgos de “mentiras”.

Bolsonaro hizo promesas de campaña para restaurar la economía explorando el potencial económico de la Amazonía, criticando a las advertencias de deforestación de la agencia como dañinas para las negociaciones comerciales.

En referencia a las causas, el ultraderechista Jair Bolsonaro declara descaradamente que se debe a la temporada seca y culpa de los incendios a las ONG ambientalistas, a quienes viene persiguiendo y reduciendo su financiamiento, como alguna suerte de venganza contra su gobierno.

Esta catástrofe en el Amazonas es un nuevo episodio del poder destructivo del capitalismo sobre el medio ambiente, así como el cambio climático ha llegado ya a un punto catastrófico que se hace sentir en todo el mundo.

“La Organización de Naciones Unidas (ONU), dieron un alerta claro y contundente: el planeta se dirige hacia el colapso climático, sanitario y social. Pero también se resaltó la solución (que aún es posible): reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (que provocan el cambio climático), disminuir los niveles de consumo, proteger el agua y la biodiversidad (entre otras). Son algunas de las conclusiones que publicó en su informe «Perspectivas del Medio Ambiente Mundial».

 

Agro-negocio, minería, deforestación: El capitalismo

La deforestación genera perdida de humedad de los suelos y permite que el fuego se propague rápidamente, como si fuese rociado por bencina. Esta causa conlleva a la necesidad de encontrar nuevos pozos de acumulación de recursos naturales como: para incentivar la extracción de madera e impulsar la producción de la industria maderera, la exportación de minerales y el agro-negocio con extensas plantaciones de soja.

Por ende, la deforestación ligada al agro-negocio no es casual, ya que esta ha cumplido un rol crucial con las “quemas controladas” que muchas veces quedan fuera de control, las cuales se han realizado bajo prácticas que utilizan los agricultores con el incendio provocado para limpiar terrenos para cultivar soja.

Debido a ello, el presidente Bolsonaro y la subordinación de Brasil juega un papel criminal en cuanto a la tragedia ocurrida en el Amazonas.

Por ello, se tiene que imponer un cambio drástico, revolucionario, en las formas y relaciones de producción que logren dar marcha atrás al envenenamiento y destrucción de la naturaleza, o la vida de la humanidad y otras especies sobre la tierra corren peligro mortal que se agrava y crece sin pausa.

Consecuencias

Una de las primordiales consecuencias que contrae el incendio en la selva amazónica es la pérdida de biodiversidad y de la función del bosque, que es proporcionar nubes a la atmósfera para producir lluvias.

El aumento de los niveles de monóxido de carbono, un gas que, sin clasificarse como “de efecto invernadero”, puede afectar muy negativamente, tanto al cambio climático como a la salud de las personas que habitan en torno a los lugares afectados.

Para que el Amazonas obtenga la misma densidad de vegetación pasarán varias décadas.

Los focos de fuego en todo el país en lo que va de año superan en un 83% en comparación a los del período de 2018.

Los árboles grandes muertos pierden las hojas y esto hace que haya más sol entrando en la selva, lo que provoca que esa vegetación se vuelva más inflamable.

Este daño generado por el incendio y la deforestación, trae graves problemas respiratorios a los pobladores del Amazonía.

 

T/MPPEF