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Adán Chávez: “Hugo cultivó en tierra fértil y en su ausencia física esa semilla llamada pueblo ha defendido con gallardía a la Patria»

Hugo Rafael Chávez Frías, quien nació hace 67 años, hoy es recordado como un hombre marcado por las circunstancias y los antecedentes históricos y que en un tránsito pacífico logró un parto constitucional para promover, junto al soberano, el nacimiento de la quinta República.

Sin dudas, Hugo Chávez llevó los dolores, anhelos, desafíos y esperanzas de un pueblo que vive una victoria de grandes reivindicaciones sociales como nunca antes, y que hoy por hoy sigue su curso histórico.

Parte de las raíces y formación como ser humano que envolvió la vida del líder y fundador de la Revolución Bolivariana, no las cuenta en entrevista exclusiva para el equipo de prensa de la *Vicepresidencia Ejecutiva*, su hermano mayor, Adán Coromoto Chávez Frías, actual embajador de la República Bolivariana de Venezuela en la República de Cuba y Vicepresidente de Asuntos Internacionales del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Anécdotas de una niñez marcada por el amor, el respeto, la felicidad y la unión familiar que cultivaron en él su padre Hugo de los Reyes Chávez y Elena Frías su madre, así como el referente patriótico de la abuela Rosa Inés Chávez, “Mamá Rosa”; y la impronta de una amistad entre hermanos que consagró un destino común: La liberación nacional y el socialismo, quedan en estas líneas para la posteridad.

Una conciencia crítica e insurgente lo llevaron al: “Por ahora” del 4 de febrero de 1992. Desde entonces las voces subyugadas por el puntofijismo no se acallaron y una nueva era de cambios se impuso.

Ante la partida física del líder quedó su morral lleno de sueños y el compromiso que lleva un proyecto como el que planteó Hugo Chávez, de complejas coyunturas para vencer los modelos neocolonizadores, y actualmente frente a estos, apunta el profe Adán Chávez: «estamos venciendo” y alecciona a que se debe consagrar la victoria definitiva.

1) ¿Qué nos puede contar sobre la infancia de Hugo Chávez?.

¬De las cosas que más hacíamos antes de ir a dormir, era oír los cuentos de la abuela mamá Rosa. Ella nos hacía cuentos de diverso tipo: de aparecidos, sobre las leyendas de la sabana, como la llorona y la bola de fuego; pero también muchas anécdotas relacionadas con nuestra historia Patria.

Los cuentos nocturnos a la luz de la lámpara de kerosén de mamá Rosa, eran sin duda grandes enseñanzas y estaban cargados de contenidos históricos. Nos decía: “dicen que Bolívar acampó con sus tropas en el Camoruco; por aquí pasó Zamora y varios muchachos del pueblo se unieron a la Revolución Federal; Maisanta fue Prefecto de este pueblo y un luchador contra la tiranía”.

Ella nos contaba que cuando era niña su mamá le hablaba sobre las tropas y los ejércitos que pasaban por Sabaneta. Si bien buena parte de esas historias no venían acompañadas de mayores detalles, ella nos reafirmaba que por esos caminos habían pasado nuestros héroes y nuestras heroínas independentistas.

Hugo y yo generalmente antes de dormir comentábamos acerca de lo vivido durante el día. Ambos dormíamos en la misma habitación, en camas que estaban una al lado de la otra; y hablábamos hasta que la abuela nos decía: “bueno ya, a dormir”. Nuestra infancia fue muy feliz.

2) ¿Alguna travesura, un pacto que selló la confianza de ambos?

Travesuras si (ríe), de las normales. Recuerdo que nos escapábamos de la abuela, para ir a jugar al patio que estaba al frente de la casa, que también era propiedad de la abuela; porque era donde estuvo la primera casa, la que llamábamos la casa vieja, espacio en el que hoy en día está el Centro de Educación Inicial Mamá Rosa. Nos subíamos a los árboles y la abuela detrás, siempre nos decía: “no se suban a las ramas, que se pueden partir, cuidado se fracturan un brazo”.

Como todos los niños tratábamos de emular lo que veíamos en las películas: jugábamos a los vaqueros, a diversos juegos con otros niños del pueblo. Un día, que volvimos al juego con los bejucos, uno de ellos se reventó -era el que había agarrado Hugo -.Cayó desde lo alto de la cerca, hacia el patio del vecino, y se dio un golpe tan fuerte en la cabeza que estuvo un momento como sin sentido; sólo fueron unos segundos, pero por supuesto nos asustamos mucho.

Respecto a si tuvimos algún pacto de niños, la verdad no lo recuerdo; aunque viendo hacia atrás lo que fue la relación tan cercana que tuvimos, podría decirte que nuestro único pacto fue el amor.

Ambos luego tomamos caminos aparentemente diferentes, él fue a la Academia Militar y yo a la Universidad de los Andes. Esos caminos luego confluyeron y nos permitieron consolidar el sueño común de una Venezuela digna, soberana e independiente. Siempre cargamos juntos el morral de la vida, desde niños lo fuimos llenando de ilusiones, esperanza, deseos de justicia.

3) Chávez contó para el documental Los sueños llegan como la lluvia, que él tenía tres mamás. A todas las describió con un profundo amor.

¿Cómo ellas marcaron aquel destino del niño barinés?

Nosotros decíamos que teníamos dos mamá, luego Hugo habló de una tercera mamá, que era una vecina; una enfermera que vivía cerca de mamá Rosa, una mujer muy cariñosa con todos nosotros, muy amable. Ella realmente tenía un cariño especial hacia Hugo, quien por su forma de ser se lo supo ganar.

Esas tres mujeres, madres de la Patria, marcaron la vida de Hugo. Mamá Rosa, la mamá vieja, lo marcó con su profundo amor, cuidados, dulzura; ella cultivó en él sentimientos de solidaridad, pero también de humildad, dignidad y honestidad. También, mamá Elena; nuestra madre biológica. Crecimos con las dos, porque mamá Rosa vivía cerca de mamá Elena, a tan solo una cuadra; de allí que, estábamos permanentemente de un lado al otro, íbamos y veníamos a las dos casas.

Nuestra madre Elena marca nuestras vidas por su amor, sus enseñanzas, pero sobre todo por su disciplina. Era la de los regaños y los cuerazos, cuando de niños hacíamos algunas tremenduras. No significa que la abuela no nos enseñó disciplina, sino que ella tenía otro método, el del diálogo y el ejemplo.

De la tercera mamá a la que Hugo se refirió pudiera señalar, por lo que él mismo contó, que era una relación muy especial. Esa enfermera se fue del pueblo porque enfermó de tuberculosis, y Hugo contaba que eso le generó una profunda tristeza, que lloró mucho y que le hacía falta los primeros meses. Ella era de Trujillo y se fue a donde sus padres para ver si podía recuperarse de esa enfermedad, y aunque le prometió a Hugo regresar, no lo pudo cumplir, pues murió. Ello produjo en Hugo sentimientos de tristeza y nostalgia; y mucho dolor.

4) Dos destinos de hermanos: Adán parte a Mérida a estudiar Ciencias Físicas; Hugo Chávez se viene a Caracas y elige estudiar en la Academia Militar. Adán piensa en la liberación nacional y el socialismo, con los ideales de izquierda del Partido de la Revolución Venezolana (PRV); Hugo Chávez, más tarde se enfila en el Ejército. ¿Cómo se conjugaron los ideales Bolivarianos y emancipadores que ambos construyeron y compartieron más tarde, para ponerlos como destino común, aún en medio de las contradicciones en los escenarios que cada uno eligió?

Hugo y yo tenemos un origen común y el habernos formado en ese pequeño pueblo campesino de Barinas, en un ambiente familiar como el antes comentado, impregnado de profundos valores de solidaridad, humildad, honestidad y bien común. Todo eso, sin duda ayudó a formar nuestra personalidad, con rasgos muy bien diferenciados en cada uno de nosotros.

Si bien Hugo siempre fue más disposicionero que yo, el tener como columna vertebral los principios propios de la formación que tuvimos, hizo que aunque aparentemente tomamos caminos diferentes, al final eran caminos comunes.

Yo desde los 16 años, antes de irme a la universidad, en el mismo liceo O’leary, decidí militar en la izquierda venezolana; motivado por esas curiosidades que yo tenía y el deseo de liberar la Patria de los problemas que presentaba, mientras que Hugo asumió el camino de la Academia Militar, pensando en el béisbol, en ser pelotero profesional, ya que como él mismo lo dijo en muchas oportunidades, realmente no se interesaba por la política.

Hugo sabía que yo militaba en el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) y las tareas que desempeñábamos como militante, qué cosas leía, qué discutíamos; él lo sabía, pero no se interesaba. Su interés en esa época era el béisbol y, aunque se fue a la Academia Militar pensando en ser pelotero profesional, a los tres meses -cuando le entregan la daga-, se da cuenta que había nacido para ser soldado de la Patria, para defender la libertad y la soberanía del país.

Ya eso fue marcando un rumbo diría yo, porque aunque aparentemente Hugo no se interesaba en la política, los principios con los que venía desde niño afloraron en esos primeros tres meses de la Academia Militar. Eso no fue casual, tiene mucha relación con la base que traía, con los buenos principios y los sentimientos de Patria que nos fueron inculcados, con el amor a Bolívar y en general a nuestros héroes y nuestras heroínas. Lo habíamos aprendido en la escuela, en el mismo seno del hogar; papá y mamá eran maestros de escuela y todas sus enseñanzas fueron una gran base para forjar a quien llegaría a ser el líder de nuestra construcción socialista.

Luego todo eso se fue alimentando con los estudios a profundidad de nuestra verdadera historia, con guías como el hoy General en Jefe Jacinto Pérez Arcay, uno de sus grandes maestros. Se apasionó por conocer acerca de las luchas del Padre Libertador Simón Bolívar, por la liberación y la unidad de los pueblos de la América Latinocaribeña, sobre las razones de la pérdida de la Gran Colombia y, en general, por la historia venezolana y nuestro americana. Todo ello, supo enlazarlo con lo que yo hacía, porque él sabía en lo que andaba.

Hugo hacía un cuento que he recordado en otros momentos, y tiene que ver con el hecho de que cuando él estaba en segundo año yo fui a Caracas, a una reunión de la juventud del MIR, que se hizo en la sede de la Universidad Central de Venezuela (UCV), luego decidí irlo a visitar, incluso pensando que no me iban a dejar verlo; aunque para mi sorpresa, posterior a que me identifiqué, lo llamaron y al verme me preguntó: “¿y qué haces por aquí?” Recuerdo que yo cargaba en un bolso los materiales del MIR, que estuvimos discutiendo por esos días y ante las inquietudes formuladas por Hugo, le comenté cuáles eran los temas que habíamos abordado y él se fue interesando.

De allí en adelante, casi todo lo que hacía se lo contaba por cartas, o en conversaciones que sosteníamos durante las vacaciones. Era muy fácil integrar sus estudios de la verdadera historia venezolana con la militancia de izquierda que yo tenía, con los temas que yo le comentaba; y de allí surge su inquietud, así como también a través de la relación temprana con la familia Ruiz Tirado, como él mismo contó en diferentes momentos.

De manera que, durante su paso por la Academia Militar sus ideas se fueron consolidando, y éstas lo llevaron a pensar en un proyecto de verdadera liberación para la Patria, luego ya como Oficial egresado; planteamientos que siguieron posteriormente madurándose, y que nos llevaron al 4F de 1992. Parte de ese proceso de maduración fue el contacto directo con el Partido de la Revolución Venezolana (PRV) y la Causa R, de Alfredo Maneiro; con el primero de ellos a través de mí, meses después de dejar la militancia en el MIR e ingresar a esta organización política.

Debemos recordar que la militancia en el PRV, era más subversiva; incluso había compañeros que todavía estaban en las montañas, que no habían querido pacificarse. Era una especie de guerrilla urbana en la que nosotros nos manejábamos, por lo que algunas actividades eran subversivas, de las cuales a Hugo sólo le había comentado algunas cosas. No todo, porque era parte de mi responsabilidad como militante de dicho partido.

Cuando él me comenta que piensa pedir la baja del Ejército, porque allí no iba a poder concretar su proyecto de liberación; es cuando le digo que no estaba de acuerdo con ese planteamiento y le comento que estábamos discutiendo en el PRV, la tesis de un movimiento cívico-militar para poder tomar el poder y hacer cambios profundos y verdaderos en el país; el planteamiento de un proyecto de liberación Nacional verdadero, auténtico.

Al comentarle la tesis en la que estábamos trabajando, le manifesté que necesitábamos gente nuestra dentro de las entonces Fuerzas Armadas; y que si él estaba de acuerdo, era mejor que se quedara allí y comenzara a trabajar de manera más directa con nosotros, que se pusiera en contacto directo con las personas de la Dirección Nacional del PRV.

Inmediatamente aceptó, encantado de la vida, como se dice.

Así que, los dos caminos diferentes que aparentemente tomamos, terminaron encontrándose fácilmente, y se lograron conjugar en un proyecto político de largo alcance. Y aquí vamos con el Morral de los Sueños a la espalda, defendiendo el legado del querido e inolvidable hermano y líder.

5) Diciembre de 1981. Una historia, un sueño de liberación de la Patria que estaba oprimida. País Portátil, en la pluma y el verbo de Hugo Chávez “dos morrales infinitos”. ¿Cuál es su mensaje para el pueblo que hoy abraza ese mismo morral de esperanzas?

Hugo nos dejó un morral cargado de sueños y proyectos, algunos de los cuales se han ido consolidando. En ese morral caben también todos los anhelos de nuestros pueblos, los de la América nuestra.

En medio del criminal bloqueo económico, financiero y comercial que nos impone el gobierno de los EEUU, debemos cargar el morral de Chávez entre todas y todos, y sin descanso seguirlo llenando de dignidad, soberanía, de las luchas del día a día en defensa de los logros de la Revolución Bolivariana, emprendiendo de manera unitaria las luchas y batallas que nos corresponda librar, para seguir acumulando victorias.

Vivimos tiempos en los que debemos batallar sin descanso para continuar avanzando, apelando a nuestra estirpe de guerreras y guerreros. Recordemos la palabra viva de Chávez durante la XV Conferencia Internacional de la Organización de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, celebrada en el año 2009 en Copenhague-Dinamarca: “…no esperemos de brazos cruzados la muerte de la humanidad. La historia nos llama a la unión y a la lucha. Si el capitalismo se resiste, nosotros estamos obligados a dar la batalla contra el capitalismo y abrir los caminos de la salvación de la especie humana, nos toca a nosotros, levantando las banderas…de la igualdad, del amor, de la justicia, del humanismo, del verdadero y más profundo humanismo. Si no lo hiciéramos, la más maravillosa creación del universo: el ser humano, desaparecerá…”.

Para vencer al capitalismo y defender la Patria, la movilización debe ser permanente; una tarea en la que el rol a desempeñar por las organizaciones políticas, sociales, de trabajadoras y trabajadores es clave. Debemos jugar un papel protagónico en la actual coyuntura geopolítica; una coyuntura que se torna compleja, además de la dura batalla para hacer frente a la criminal arremetida imperial, por la lucha que estamos dando como humanidad por la vida, contra la pandemia del Covid-19.

Las revolucionarias y los revolucionarias estamos convencidos de que ese mundo mejor al que aspiramos, es posible y necesario; pero ello dependerá de cuanto seamos capaces de hacer desde ahora para que este planeta sea un lugar más justo, seguro y humano.

Hugo cultivó en tierra fértil, y esa semilla llamada pueblo ha defendido con optimismo y gallardía en su ausencia física la Patria. En todas las batallas que libramos llevamos a cuestas el Morral de los Sueños del Comandante Chávez, en defensa de su legado.

6) El 4 de febrero de 1992, nos sorprendió a todas y todos. ¿Cuál fue su impresión al conocer la participación y liderazgo del hombre que se atrevió a insurgir frente al modelo dominante?

El 4 de febrero me sorprendió como a casi todo el país, aunque yo sabía lo que se estaba planificando. Después que Hugo asumió las propuestas del PRV y estuvo en contacto durante varios años con Douglas Bravo y otros dirigentes de ese partido, por supuesto comenzamos a trabajar juntos todo lo que ese proyecto significaba.

Las circunstancias llevaron a que nos separáramos del PRV, incorporándonos varias compañeras y varios compañeros al MBR-200; era la parte civil que se logró conformar y así continuamos con aquella vieja tesis de la unión cívico-militar. La verdad éramos pocos los civiles que estábamos en contacto con los militares, pero era una parte importante de ese proyecto; militares entre quienes Hugo era uno de los que más destacaba, por su manera de ser, su ímpetu y dedicación.

De manera que, yo conocía todo el plan, asistía a reuniones, tenía contacto con otros militares, servía de correo entre ellos, de un cuartel a otro, de una ciudad a otra; porque como también se sabe era una actividad totalmente subversiva lo que comenzó a prepararse desde adentro del Ejército y demás componentes de las Fuerzas Armadas del momento. Nosotros como civiles, hacíamos un trabajo totalmente clandestino.

En diciembre de 1991, cuando Hugo y yo nos vimos en Barinas para pasar las festividades decembrinas, me dijo al despedimos en enero de 1992 que venía la insurgencia cívico-militar, que ya se había decidido que era el momento y que ésta no podía seguir esperando más.

Recuerdo una expresión que él usaba mucho en esa época “o es ahora, o quien sabe cuánto tiempo más habrá que esperar”; porque las condiciones objetivas y subjetivas, como dice la teoría, estaban dadas. Manifestó que si se dejaba pasar ese momento, quien sabe cuándo podría ser; incluso, se corría el riesgo que insurgieran militares con mentalidad de derecha.

De allí que, quedamos que él me avisaría, porque no tenían una fecha exacta, estaban buscando el mejor momento. Mientras tanto en Barinas y los estados vecinos, conformábamos una pequeña retaguardia.

Cuando se decidió que la insurrección sería el 4 de febrero, Hugo había dado la instrucción de que, con todos los cuidados necesarios, me avisaran; pero el compañero que estuvo encargado de ello falló, así como fallaron muchas cosas del plan que se había establecido. Tal vez esa fue de las mínimas cosas que fallaron. Hubo otras, ahora conocidas, por las cuales no se concretó el triunfo ese 4F.

Cuando ya las acciones se habían desatado nos tocó prepararnos para lo que viniese, sobre todo cuando supimos que Hugo se había entregado y luego cuando lo vimos en la televisión; en ese mensaje de sólo 47 segundos en el que expresó aquel “por ahora”, que hoy se convierte en un para siempre.

Luego de eso, la historia es más conocida: llegamos a la campaña electoral del año 1998, después de pasar Hugo dos años en la Cárcel de la Dignidad; y en la calle brotó la esperanza de que junto a Chávez el país se enrumbaría hacia un destino mejor, como efectivamente ocurrió al ganar las elecciones de 1998 y convertirse en Presidente. Se inició lo que se había planificado: un proyecto de revolución, de cambios profundos y verdaderos, para lograr la libertad definitiva y acabar con la dependencia de nuestro país del gobierno norteamericano, que el puntofijismo mantuvo durante tantos años.

7) A 67 años del nacimiento de Hugo Chávez, líder de una revolución emancipadora que deja un legado de dignidad, soberanía e independencia para muchas generaciones de nuestra tierra y más allá; preguntamos con Vladimir Ilich Lenin ¿Hoy qué hacer, frente a los nuevos desafíos que el mismo Chávez planteó de manera premonitoria?

A partir de la coyuntura de su temprana, inesperada y lamentable partida física, nos ha tocado asumir como pueblo la ausencia de nuestro líder y seguir llevando las riendas de su proyecto. Hemos trabajado con mucho amor, lealtad y determinación para defenderlo, y lo hemos logrado a pesar de las dificultades que enfrenta el país.

Yo siento que se ha logrado mantener el rumbo y hemos sido capaces de derrotar la pretensión del imperialismo norteamericano y sus aliados de tratar de frenar y acabar con el proyecto de Chávez. La mayoría del pueblo venezolano ha asumido el reto y nos hemos mantenido firmes, resistiendo y venciendo.

Hay que remarcarle al pueblo y sobre todo a quienes pudieran estar indecisas e indecisos, a las confundidas y los confundidos; la necesidad de no perder de vista que si bien se han cometido errores -y ¿quién no los comete?- y que hoy enfrentamos una compleja coyuntura; la verdad de Venezuela se abre paso en el mundo, frente a los intentos hegemónicos de quienes tratan de volver a esclavizarnos. De allí que, nos corresponde a las bolivarianas y los bolivarianos trabajar sin descanso para superar las dificultades que la arremetida imperial trae consigo, resistiendo y venciendo.

Me parece importante destacarlo, porque nadie puede dudar que estamos venciendo. El imperialismo ha logrado parte de sus objetivos en otros países de nuestra América y el mundo; mientras nosotros, las hijas y los hijos de Bolívar y de Chávez -al igual que pueblos hermanos como Cuba y Nicaragua-, hemos sido capaces de resistir. No han podido acabar con nuestros proyectos de liberación. Esa resistencia y esa disposición de todas y de todos como pueblo de seguir enfrentando lo que tengamos que enfrentar, y de continuar el rumbo que siguen señalando Bolívar y Chávez, creo que es el mejor homenaje que podemos brindarle a nuestro Comandante Eterno en este cumpleaños número 67.

No debemos perder de vista, bajo ninguna circunstancia, por más compleja que sea la actual coyuntura, la perspectiva revolucionaria. Sólo avanzando hacia el socialismo, los pueblos del mundo tendrán esperanza. Como lo dijo el Comandante Chávez en la clausura de la IV Cumbre de Petrocaribe en 2007: “el socialismo es el único camino hacia la justicia, hacia la igualdad, hacia la libertad. No hay otro camino que el socialismo. No hay terceros caminos posibles”.

Nos toca realizar plenamente el sueño libertario que nunca ha dejado de palpitar en la Patria y que hoy sigue latiendo de manera incesante.

T: Prensa Vicepresidencia