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La aventura de emprender por Ricardo Javier Sánchez

Mujer emprendedora

Como la vida misma, emprender es un verbo, no un sustantivo. Es una acción propositiva que impulsa la generación de ideas creadoras y potencia la posibilidad de concretarlas con éxito. La  capacidad innata de emprender, ha permitido al ser humano  superar obstáculos, emanciparse, evolucionar y motivarse  para la materialización de mejores formas de satisfacer sus  necesidades. 

Pero lo que en un pasado bastante remoto pudo iniciarse  a partir de un instinto de supervivencia; hoy es una  necesidad de autorrealización personal y/o colectiva, que  requiere ser ideada y razonada, pues se enmarca en un  contexto social altamente competitivo, de gran desarrollo  tecnológico y por ende complejo. Tamaña realidad  requiere una conciencia activa, así como la inversión de  todos los esfuerzos posibles para la consecución de esas  aspiraciones que terminan siendo vitales, dado que exigen  en esencia, vivir a plenitud, luchar por un sueño, por unas  metas y una vida con sentido. 

En medio de la innegable recesión económica  que sobrevino en Venezuela a partir del bloqueo económico  y las medidas coercitivas unilaterales, agravada por los  efectos de la pandemia y el evidente fin de la dependencia  de la renta petrolera, producto de la caída de los  precios del vital hidrocarburo; miles de venezolanas  y venezolanos, la mayoría sin tener la idea  conceptual, comenzaron a emprender alguna iniciativa  que les permitiera compensar en algo, la pérdida abrupta e  inducida del poder adquisitivo. Los más osados e imbuidos  de ese espíritu atrevido, aventurero y sagaz que caracteriza  a quien emprende una iniciativa económica, no  vieron solo una compensación, sino la excelente  oportunidad de crecer a partir del cambio de realidad  que experimentó el país. 

Esto es lo que podríamos denominar, la gestación por vía  de hecho de una economía real, el surgimiento de  un conjunto de nuevas y nuevos actores económicos,  digamos… haciendo algo, ingeniándoselas ante la falta  de recursos, identificando oportunidades, produciendo  e innovando productos y servicios que terminan por  destruir o superar los que previamente ocupan el  mercado; o bien traspasando recursos económicos de  áreas de baja productividad a otras de mayor rendimiento;  actitudes todas que caracterizan a ese ente económico al  que se lo conoce como Emprendedor o Emprendedora. 

Ahora bien, como dice el refrán popular, no estamos  “descubriendo el agua tibia”; si bien la mayoría de los que iniciaron algún emprendimiento, tal vez no estaban  consciente del aspecto conceptual de lo que hacían, la noción  de emprender no es nada nuevo en el mundo, ni algo  exclusivo de la realidad venezolana actual. No obstante, el  mérito del presidente Nicolás Maduro Moros, radica en la  agudeza que ha tenido al fijar la atención en el fenómeno,  para seguidamente orientar y ordenar un plan de atención  especial a este importante sector de la economía, que de  manera extraordinaria ha coadyuvado a superar la difícil  situación económica experimentada a partir de 2015, de la  que, a juzgar por los innegables indicadores, ya  comenzamos a salir con mucha esperanza y posibilidades  reales de crecimiento. 

En tal sentido, la política de Emprender Juntos está dirigida  a evitar a toda costa, que quienes tienen la audacia y valentía  de emprender un negocio o actividad económica, fracasen en  el intento. A tal efecto, es imperativo fomentar acciones que  mantengan viva la creatividad y dinamismo que caracteriza a  las y los emprendedores, en la búsqueda permanente de  oportunidades de negocio; sostener ese ímpetu que, a decir del  “Libro verde, el espíritu empresarial en Europa”, consiste en  “la actitud que permite al emprendedor identificar una  oportunidad y luchar por ella para producir nuevo valor o éxito  económico. Es la razón fundamental que nos lleva a  centrar nuestros esfuerzos en: 1) Formar y capacitar, para  dotar a quien emprende de los conocimientos técnicos  necesarios para desarrollar la idea de empresa. 2) Revisar el  marco regulatorio, puesto que las leyes en las que deben  desenvolverse, pueden facilitar o limitar el proceso de  concreción exitosa de las ideas. 3) Impulsar un sistema  financiero que les permita poner en marcha su idea de  negocio, mantenerla activa si ya ha iniciado y finalmente  consolidarla. 4) Generar una Red, una especie de ecosistema  que fomente la sinergia institucional, interempresarial; en la que producto de la asociación estratégica se posibilite el encadenamiento productivo y el acceso sistema público de compras de insumos, materia prima, equipos, herramientas y demás recursos. 

Ya hemos logrado emprender; toca ahora dar un paso y  avanzar con optimismo, voluntad y mucho trabajo, por lo  que, plenamente conscientes, podemos decir: «no hay  camino al emprendimiento… emprender es el camino».  

Ricardo Javier Sánchez